Quienes nos vamos haciendo maduros, por no utilizar otras palabras menos cariñosas con uno mismo. La aparición de nuevos sectores de jóvenes luchadores antisistemicos nos había supuesto un a gran dosis de optimismo.
Dosis que se acrecentaba al ver que era posible el desterrar viejos métodos de discusión. Desterrar el sectarismo, los apriorismos… el pensar que uno es el único y genuino revolucionario que ve en las posiciones no compartidas, derechistas o incluso contrarrevolucionarios.
En la corriente a la que desde hace muchos años me reclamo, estos eran quizás males menos extendidos que en otras gentes o corrientes, posiblemente esto tenia que ver con las constantes rupturas de los “verdaderos” que nos acusaban permanentemente de centristas. A mi, ese no ser miembro de la “iglesia” me ha llenado siempre de orgullo, por que nunca he entendido el marxismo como una iglesia, mi educación siempre estuvo enfrentada a las corrientes estructuralistas y cientifistas del marxismo. Me gusta la heterodoxia y recuerdo unos escritos de el viejo Mandel que me encantaron y me parecían una premonición de los nuevos tiempos que debieran venir en las corrientes marxistas… eran aquellos escritos recopilados en “ Marxismo abierto”.
Desgraciadamente ese optimismo inicial se ha visto sacudido por algunos temores al conocer de cerca de sectores de esa nueva juventud que desde mi punto de vista caen en el escolasticismo mas burdo y que basando sus posiciones en supuestas ideas de nuestra corriente son capaces de introducir en los debates con sus compañeros criticas de “alas derechas” o asumen para si la coherencia leninista-troskista de la IVª internacional.
Y lo que es mas grave es que esa coherencia, supuesta coherencia, se hace olvidándose de los tres últimos congresos de dicha internacional.
Es posible que algunas de esas posiciones mas cercanas a formulas del partido único y del modelo de unidad trotskista, de hace muchos congresos sea producto de la propia inexperiencia o de su juventud y desconocimiento de la evolución de la corriente a la que se sienten ligados.
El desarrollo del NPA, del PSOL, del Bloco… poco tienen que ver con esa idea de unidad leninista del partido, muchos militantes tratamos en el pasado de conseguir la unidad de los revolucionarios como modelo ante la crisis del stalinismo y ese debate tiene mucho que ver con el actual de la unidad de los anticapitalistas como búsqueda de una herramienta capaz de responder a la crisis del sistema con una óptica favorable a los de abajo.
Me preocupa, desde luego, que los nuevos fenómenos antisistemicos que veo a mi alrededor con manifestaciones amplias de jóvenes no sean entendidas por esos jóvenes politizados, muy politizados y por tanto muy importantes en las tareas de construcción de organizaciones amplias donde deberán jugar un papel importante como cuadros, no sean tenidos en cuenta por esos posibles cuadros en su dogmatismo y esos sectores no vean en nuestra corriente algo atractivo para organizarse para cambiar el sistema capitalista.
Y me preocupa que esa actitud desmoralice a los viejos militantes, que han aguantado los envites de la derrotas, cansados de debates estériles del pasado que hoy veo reproducir en nuestros jóvenes militantes.
Dosis que se acrecentaba al ver que era posible el desterrar viejos métodos de discusión. Desterrar el sectarismo, los apriorismos… el pensar que uno es el único y genuino revolucionario que ve en las posiciones no compartidas, derechistas o incluso contrarrevolucionarios.
En la corriente a la que desde hace muchos años me reclamo, estos eran quizás males menos extendidos que en otras gentes o corrientes, posiblemente esto tenia que ver con las constantes rupturas de los “verdaderos” que nos acusaban permanentemente de centristas. A mi, ese no ser miembro de la “iglesia” me ha llenado siempre de orgullo, por que nunca he entendido el marxismo como una iglesia, mi educación siempre estuvo enfrentada a las corrientes estructuralistas y cientifistas del marxismo. Me gusta la heterodoxia y recuerdo unos escritos de el viejo Mandel que me encantaron y me parecían una premonición de los nuevos tiempos que debieran venir en las corrientes marxistas… eran aquellos escritos recopilados en “ Marxismo abierto”.
Desgraciadamente ese optimismo inicial se ha visto sacudido por algunos temores al conocer de cerca de sectores de esa nueva juventud que desde mi punto de vista caen en el escolasticismo mas burdo y que basando sus posiciones en supuestas ideas de nuestra corriente son capaces de introducir en los debates con sus compañeros criticas de “alas derechas” o asumen para si la coherencia leninista-troskista de la IVª internacional.
Y lo que es mas grave es que esa coherencia, supuesta coherencia, se hace olvidándose de los tres últimos congresos de dicha internacional.
Es posible que algunas de esas posiciones mas cercanas a formulas del partido único y del modelo de unidad trotskista, de hace muchos congresos sea producto de la propia inexperiencia o de su juventud y desconocimiento de la evolución de la corriente a la que se sienten ligados.
El desarrollo del NPA, del PSOL, del Bloco… poco tienen que ver con esa idea de unidad leninista del partido, muchos militantes tratamos en el pasado de conseguir la unidad de los revolucionarios como modelo ante la crisis del stalinismo y ese debate tiene mucho que ver con el actual de la unidad de los anticapitalistas como búsqueda de una herramienta capaz de responder a la crisis del sistema con una óptica favorable a los de abajo.
Me preocupa, desde luego, que los nuevos fenómenos antisistemicos que veo a mi alrededor con manifestaciones amplias de jóvenes no sean entendidas por esos jóvenes politizados, muy politizados y por tanto muy importantes en las tareas de construcción de organizaciones amplias donde deberán jugar un papel importante como cuadros, no sean tenidos en cuenta por esos posibles cuadros en su dogmatismo y esos sectores no vean en nuestra corriente algo atractivo para organizarse para cambiar el sistema capitalista.
Y me preocupa que esa actitud desmoralice a los viejos militantes, que han aguantado los envites de la derrotas, cansados de debates estériles del pasado que hoy veo reproducir en nuestros jóvenes militantes.
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