Aún sobrevuelan los helicópteros la ciudad. Ha sido un día intenso para el movimiento estudiantil y para la izquierda barcelonesa en general. Los estudiantes ocupando el rectorado de la UB desde hace cuatro meses eran despertados por los gritos y golpes de los Mossos d’Esquadra que llegaban para asestar un duro golpe al centro neurálgico del movimiento estudiantil catalán.
Los gritos, los golpes y la confusión se han prolongado a lo largo de la mañana, en la que los estudiantes veían como las fuerzas del “orden” cerraban la universidad y se llevaban a muchos detenidos. Las cámaras han mostrado de sobras la brutalidad que se ha utilizado para efectuar el desalojo. Lo que no sabemos aún es lo que ha pasado en los furgones: allí no hay cámaras ni ojo público. Pero amigos de detenidos han ido explicando a lo largo de la tarde que éstos han sido golpeados y torturados al llegar a las comisarías.
Tras varias acciones durante la primera mitad del día, el movimiento ha convocado una concentración en Plaça Universitat a las 8 de la tarde. Allá nos hemos juntado unas cinco mil personas pidiendo a gritos la dimisión de Saura y exigiendo la salida de los mossos de la universidad. Estábamos convencidos de que la manifestación sería “tranquila”. Bastante en evidencia se había puesto el Govern d’Entesa con la represión de la mañana como para volver a la carga en el puro centro de la ciudad y con una movilización de miles de personas. Pero hoy nada ha cuadrado y las cuentas nos han salido todas mal. Los Mossos han rodeado la manifestación y nos han impedido bajar por La Rambla. Allí ha habido la primera carga. Hemos virado entonces en Plaça Catalunya y nos hemos dirigido hacia Via Laietana pasando por el Carrer Fontanella. Se ha avanzado con rabia, con fuerza, con combatividad… La presencia de Mossos ha ido aumentando a medida que bajábamos hacia Plaça Sant Jaume y, un poco antes de Jaume I ha empezado la carga directa. Los Mossos, docenas y docenas, estaban fuera de sí. Han golpeado sin mirar a quién ni a dónde. Los porrazos se han multiplicado y han forzado a la mayoría de los manifestantes a meternos por los callejones del Born y del Gòtic. Una compañera de Revolta ha sido golpeada en la barriga y en la pierna.
A partir de entonces hemos estado donde ellos nos querían, ya que el escenario del juego se ha convertido en una ratonera y, a pesar de que cientos de personas, ya desperdigadas, hemos intentado avanzar hasta Pla de Palau, los furgones han recorrido las calles estrechas y han seguido golpeando. Cuando llegas ahí estás perdida, porque en esas calles no hay cámaras, ni testigos ni pruebas. Muchos negocios han comenzado a bajar sus persianas y algún que otro comerciante nos ha abierto la puerta para que pudiéramos protegernos. Mis compañeros y yo hemos acabado en un restaurante con varios estudiantes y, mientras nos sentábamos un momento, una joven ha empezado a gritar con rabia, casi con histeria, preguntando a todos y a nadie “si no nos dábamos cuenta de lo que está pasando en esta ciudad. Están torturando a estudiantes!”
Creo que no estábamos preparados para esto. Mentalmente quiero decir. A pesar de que la tensión ha ido subiendo durante los últimos meses, nunca pensé que el govern decidiría atajar por lo sano, por lo bruto, por lo fascista. Pensaba mientras buscábamos un bar alejado de los furgones que hay que ser gilipollas para repartir porrazos entre estudiantes jóvenes y gente no tan joven en el mero centro de Barcelona en un día como éste. ¿Realmente el govern había agotado todas sus posibilidades para llegar a una “solución” tan deslegitimadora? ¿para ponerse (de nuevo) en evidencia de esta manera? Mientras intentaba animarme pensando, recordando vagamente a Gramsci, que quizás estén desesperados, un compañero me ha replicado que “lo hacen porque se lo pueden permitir: no tienen a nadie a la izquierda”.
Pero si que tienen a alguien. Nos tienen a nosotros. A los miles de personas que estábamos hoy en la calle. A los muchos que nos estamos organizando y trabajando duro para construir una alternativa política a la izquierda institucional: que sea combativa, que sea radical, que mire al sistema de frente, que lo sacuda, que lo cambie de arriba abajo. Y nos tienen para rato. Somos pocos y pequeños, pero mañana volveremos y seguiremos estando al lado de l@s estudiantes, de las trabajadoras, de todas las personas que están cargando sobre sus espaldas no sólo esta crisis sino el peso entero del sistema desde hace demasiado tiempo. Quizás la crisis y los mossos estén imparables… pero también nosotros. Huelo aires de revuelta y no creo que el olfato me traicione esta vez.
Inicio de la manifestación por Carrer Pelai
Pasando Plaça Catalunya después de que los Mossos impidieran a la manifestación bajar por La Rambla
Plaça Catalunya
Davant Portal de l’Àngel
Portal de l’Àngel